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La ciudad solitaria

10 Sola está la ciudad fortificada:
no es más que una morada abandonada,
olvidada lo mismo que un desierto.
Allí pastan los terneros,
tumbados consumen sus ramas.
11 Al secarse, el ramaje se quiebra;
se acercan mujeres y lo queman.
Este pueblo no tiene conocimiento,
por eso no se apiada de él su Hacedor,
no se compadece su Creador.

Vuelta de los desterrados

12 Aquel día el Señor trillará las mieses
desde el Éufrates al torrente de Egipto.
Pero ustedes serán espigados
uno a uno, hijos de Israel.

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